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domingo, agosto 31, 2014

Sombras del Paraíso - Arturo Neimanis - Capítulo XXXVI: Una Pirámide Psicodélica


CAPITULO XXXVI
Una Pirámide Psicodélica
Opio, alcohol, Marihuana... El uso de las drogas entre las personas es uno de los métodos utilizados por las sombras para subyugarlas. Llevan siglos intentado encontrar la droga perfecta para que las masas puedan evadirse de sus problemas y tomen un viaje de vez en cuando a otra dimensión. El objetivo es  que estén permanentemente despreocupadas y sean felices en su esclavitud.

Una droga con poderosos efectos sobre el estado de conciencia del individuo pero sin efectos indeseados ni nocivos para su salud. Máximo efecto, mínimo perjuicio. Las que más se adecuan a estos requisitos -aunque lejos de lo deseado- por el momento, son el alcohol y la marihuana; ésa es la verdadera razón por la que los medios no dejan de hacer propaganda para expandir su consumo.

Las campañas para promover el alcohol son evidentes, están por todas partes: películas, música, videojuegos, anuncios publicitarios, ídolos, revistas, noticias. La  promoción de la marihuana en cambio es algo más difícil de percibir.

Tomó fuerte impulso con la contracultura de los años 60 y 70, cuando se facilitó el acceso a este tipo de sustancias.

Se asoció el consumo de marihuana con la paz, la rebeldía y la oposición al sistema de la misma manera que Edward  Bernays relacionó el tabaco con la libertad de la mujer a principios del siglo XX. Personajes como Bob Marley solo eran figuras, que la maquinaria de propaganda de las sombras, hizo erigir como celebridades mundiales para inculcar en la mente de todos los valores que ellas desean.

Una gran cantidad de fábulas han empezado a circular sobre el Cannabis como ya ocurrió una vez con el tabaco. Si tenemos en cuenta que buena parte de los estudios que se hacen son fraudulentos, la interpretación que los periodistas hacen de estos estudios y la interpretación que la gente hace de las noticias de dichos periodistas, lo que obtenemos son mitos y mentiras por doquier.

Estoy convencido que hay seres de gran influencia interesados en la difusión de estos cuentos, porque algo no muy bueno están ocultando. De no ser así, no sería necesario mentir.

Actualmente los consumidores de marihuana, aparte de creer que es beneficiosa para el cáncer y de presentar una curiosa tendencia a obviar sus efectos más visibles, a nivel cognitivo, piensan que el gobierno les oprime y persigue para que no fumen. A pesar de ello, es la sustancia ilícita más utilizada en el mundo.

Lejos de la falsa persecución a la que están sometidos los consumidores, lo cierto es que  ya se ha preparado el terreno y está todo planificado para crear una industria y un mercado legal a nivel mundial, que expandirá su consumo hasta niveles jamás vistos. Las personas que por circunstancias diversas no sucumban inicialmente a la propaganda que les rodeará al día a día, lo acabaran haciendo por la presión social ejercida por sus compañeros, amigos e incluso su familia.

Sin embargo, no tengo motivos para sentirme alarmado, se porque las sombras desean hacer esto. El estado mental inducido por la droga hace a estas mentes favorables para ser poseídas por estos malignos seres. Pero también les hace vulnerables a la energía residual de los otrora existentes portales entre nuestros mundos.

Eso fue lo que acabó con todos los ocupantes de la pirámide canadiense. No me percaté de ello mientras estuve adentro ya que seguramente mis sentidos se habían aletargado un poco ante la continua exposición pero, una vez afuera, al volver a entrar en la edificación para resguardarme un poco del frio mientras esperaba que el cielo se aclarara para orientarme, pude sentir el inconfundible olor.

Literalmente estábamos respirando una atmosfera de Marihuana. Al principio pensé que tal vez la estaban utilizando en mi contra pero en realidad, era demasiado contaminar así toda la atmosfera del entorno sólo para mí que estaba en una celda, lo lógico era que sólo la aplicasen allí. En realidad su función era mantener el control sobre todas aquellas personas.

Eso, y el buscar una explicación a sus muertes, me hizo recordar que recientemente, unos quince o veinte años atrás de la época en la que me encontraba, Nicola Tesla, por medio de una carta, se dirigió al presidente Wilson revelando poseer un rayo capaz de destruir grandes extensiones de tierra. Denominó a su invento “el rayo de la muerte”. De acuerdo con su carta, ya había logrado resultados concretos que demostraban su enorme poder destructivo y ponía como condición para su entrega que fuera utilizado solamente con fines defensivos.

Reveló, además, que durante 1908, mientras su amigo Robert Peary intentaba llegar al Polo Norte, envió uno de sus rayos para que cayera al oeste de donde este se encontraba. De acuerdo con los registros que obran en la Fundación Tesla, envió un críptico telegrama a Peary en el que le anunciaba que recibiría una inequívoca señal de Tesla mientras se encontraba de camino al Polo.

Peary volvió sin haber percibido nada anormal. Pero el mismo día que conquistaba el Polo, una devastadora y todavía inexplicada explosión sacudió a la zona de Tunguska, en Siberia, Rusia. Cerca de 3.000 kilómetros cuadrados de bosque fueron barridos por una detonación que se calcula tuvo el poder equivalente a una bomba atómica de 50 megatones. Nunca se dio una explicación convincente al suceso, ya que jamás se encontraron restos de algún meteorito, cráter u otro factor capaz de explicar semejante devastación.

En su carta al presidente, Tesla sugería que su rayo había sido el culpable de esa explosión y, debido a errores en sus cálculos, el estallido se había producido en una zona alejada de sus planes. Escribió que al enterarse del peligro que encerraba su invento, decidió desarmar la maquina hasta que estuviesen dadas las condiciones para que sea debidamente comprendida.


No tengo ninguna duda que ambos hechos están relacionados. Después que me reúna con Assabin voy a dirigirme a Brasil para recabar más información. Si estoy en lo cierto, será un arma formidable para acabar con las sombras. 

Continuará...

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