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domingo, julio 27, 2014

¿Narcotráfico yo?, ¿Tu cómo que estás loco? - Arturo Neimanis


¿Narcotráfico yo?, ¿Tu cómo que estás loco?
Por: Arturo Neimanis

Aunque el execrable regente de las vidas cubanas merezca incluso las pailas del infierno por su desempeño como conductor de su pueblo, es innegable, que para permanecer durante más de cincuenta años subyugando a una nación, algo de cerebro ha de tener. Incluso el recién ungido aprendiz de Luzbel, el encantador de serpientes que en mala hora nos embaucó, requirió de su consejo para mantenerse durante tres quinquenios atornillado al poder y ni hablar de la marioneta que tiene en la actualidad.

Con toda su astucia política, que la tiene, habiendo cometido los mil y un desplantes habidos y por haber, Fidel siempre ha conservado distancias en eso de desmarcarse de que lo asocien con el narcotráfico. Por algo será. Sin embargo, pese a todo, al gobierno cubano le cabe el apelativo de Cartel de La Habana. Nada tiene que envidiarle a otros carteles de la droga. Es vox populi los numerosos embarques de droga que han llegado a Miami a través de Cuba. La revolución cubana, ya desde 1956 se financió en parte con dinero proveniente del tráfico de marihuana. En los archivos del FBI, a partir de 1958 existe documentación según la cual desde La Habana ya se articulaba por entonces una primitiva red de narcotráfico que fue llamada Medellín-Habana-Conection, presuntamente ligada a la causa revolucionaria cubana.

Informes desclasificados de agencias de seguridad estadounidenses, señalan que desde los años 60 Fidel Castro comenzó a servirse del dinero de la cocaína, cuando ese negocio era manejado a escala global por chilenos. Los colombianos comenzaron a tomar el control en los años 70. Estos vínculos primitivos de los hermanos Castro con el tráfico de drogas se refrendarían de manera creciente a lo largo del tiempo y harían que los líderes de la revolución pudieran amasar capitales incalculables.

En julio de 1989 el gobierno de Fidel Castro ejecutó al general Arnaldo Ochoa y al coronel Antonio de la Guardia por delitos vinculados al narcotráfico. Ochoa era un héroe de la revolución, había estado con Fidel en Sierra Maestra cuando los barbudos eran unos pocos soñadores contra la dictadura de Fulgencio Batista. Para cualquier analista imparcial el accionar de Ochoa y de otros militares cubanos se presentaba suicida en medio de un régimen policíaco como el cubano y la duda que quedó flotando fue que habían estado traficando por cuenta del mismo gobierno cubano.

Muchos abogados internacionalistas sostienen que la inmunidad debida a los Jefes de Estado no existe en materia de narcotráfico internacional. "Se trata de un crimen de derecho común que no ha prescrito y para el cual los tratados internacionales no permiten a un jefe de Estado refugiarse tras la inmunidad, no hay ningún texto referente a los jefes de Estado como personas físicas, hay solamente usos" declaró el abogado Serge Lewisch, quien presentó tres querellas en París contra Fidel Castro, una de ellas sobre comercio ilegal de drogas.

En 1989 algo falló. Estados Unidos descubrió pruebas de la implicación del régimen castrista, Fidel Castro decidió sacrificar a los opositores a su línea política dentro de su partido atribuyéndoles la responsabilidad de ese tráfico de droga. Los supuestos opositores a Castro eran partidarios de extender a Cuba la "perestroika" defendida por el entonces presidente soviético Mijaíl Gorbachov en su viaje oficial a la Habana en abril de 1989. El "juicio" tenía la ventaja de desviar la atención de la opinión pública mundial sobre las responsabilidades directas del propio Fidel Castro en este tráfico.

No creo que en Cuba pudieran organizar operaciones de narcotráfico, sin el conocimiento de Fidel Castro, su ministro del Interior y el coronel encargado de romper el bloqueo mediante el contrabando. Operaciones de narcotráfico que fueron inmediatamente detectadas por Estados Unidos y que le regalaban a Washington el mejor argumento para justificar una intervención contra Cuba. No es en blanco o negro. Seguro que se trata de una trama de grises.

Soy un convencido que la historia a veces carece de imaginación y por eso tiende a reciclar sus libretos, de allí los paralajes que podemos establecer entre los sucesos acaecidos en diferentes épocas.

La reciente detención en Aruba del General Hugo Carvajal, bajo la acusación de narcotráfico, abrió las compuertas de una grave crisis para el gobierno venezolano. Acá, al contrario que en cuba en 1989, no tuvieron los líderes de la revolución una visión clara de todas las implicaciones del hecho. Al salir en defensa de Carvajal, prácticamente se han puesto la soga al cuello. ¡Que falta les hizo ahora la asesoría del Sátrapa cubano!, ese, al menos, estaba claro que al ligarse con los narco delincuentes firmaba su propia sentencia y no le tembló el pulso para salirse del paquete.

Estos, no diré que saltaron del sartén para caer al fuego, ni siquiera se han percatado que están en el sartén, y la llama esta alta. Les faltó decir como Fidel, ¿Narcotráfico yo?, ¿tu cómo que estás loco?

Arturo Neimanis




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