¿Narcotráfico
yo?, ¿Tu cómo que estás loco?
Por:
Arturo Neimanis
Aunque el execrable
regente de las vidas cubanas merezca incluso las pailas del infierno por su
desempeño como conductor de su pueblo, es innegable, que para permanecer
durante más de cincuenta años subyugando a una nación, algo de cerebro ha de
tener. Incluso el recién ungido aprendiz de Luzbel, el encantador de serpientes
que en mala hora nos embaucó, requirió de su consejo para mantenerse durante
tres quinquenios atornillado al poder y ni hablar de la marioneta que tiene en
la actualidad.
Con toda su astucia política,
que la tiene, habiendo cometido los mil y un desplantes habidos y por haber,
Fidel siempre ha conservado distancias en eso de desmarcarse de que lo asocien
con el narcotráfico. Por algo será. Sin embargo, pese a todo, al gobierno
cubano le cabe el apelativo de Cartel de La Habana. Nada tiene que envidiarle a
otros carteles de la droga. Es vox populi los numerosos embarques de droga que han
llegado a Miami a través de Cuba. La revolución cubana, ya desde 1956 se
financió en parte con dinero proveniente del tráfico de marihuana. En los
archivos del FBI, a partir de 1958 existe documentación según la cual desde La
Habana ya se articulaba por entonces una primitiva red de narcotráfico que fue
llamada Medellín-Habana-Conection, presuntamente ligada a la causa
revolucionaria cubana.
Informes desclasificados
de agencias de seguridad estadounidenses, señalan que desde los años 60 Fidel
Castro comenzó a servirse del dinero de la cocaína, cuando ese negocio era
manejado a escala global por chilenos. Los colombianos comenzaron a tomar el
control en los años 70. Estos vínculos primitivos de los hermanos Castro con el
tráfico de drogas se refrendarían de manera creciente a lo largo del tiempo y
harían que los líderes de la revolución pudieran amasar capitales incalculables.
En julio de 1989 el
gobierno de Fidel Castro ejecutó al general Arnaldo Ochoa y al coronel Antonio
de la Guardia por delitos vinculados al narcotráfico. Ochoa era un héroe de la
revolución, había estado con Fidel en Sierra Maestra cuando los barbudos eran
unos pocos soñadores contra la dictadura de Fulgencio Batista. Para cualquier
analista imparcial el accionar de Ochoa y de otros militares cubanos se
presentaba suicida en medio de un régimen policíaco como el cubano y la duda
que quedó flotando fue que habían estado traficando por cuenta del mismo
gobierno cubano.
Muchos abogados
internacionalistas sostienen que la inmunidad debida a los Jefes de Estado no
existe en materia de narcotráfico internacional. "Se trata de un crimen de derecho común que no ha prescrito y para el
cual los tratados internacionales no permiten a un jefe de Estado refugiarse
tras la inmunidad, no hay ningún texto referente a los jefes de Estado como
personas físicas, hay solamente usos" declaró el abogado Serge
Lewisch, quien presentó tres querellas en París contra Fidel Castro, una de
ellas sobre comercio ilegal de drogas.
En 1989 algo falló. Estados
Unidos descubrió pruebas de la implicación del régimen castrista, Fidel Castro
decidió sacrificar a los opositores a su línea política dentro de su partido
atribuyéndoles la responsabilidad de ese tráfico de droga. Los supuestos
opositores a Castro eran partidarios de extender a Cuba la
"perestroika" defendida por el entonces presidente soviético Mijaíl
Gorbachov en su viaje oficial a la Habana en abril de 1989. El
"juicio" tenía la ventaja de desviar la atención de la opinión
pública mundial sobre las responsabilidades directas del propio Fidel Castro en
este tráfico.
No creo que en Cuba
pudieran organizar operaciones de narcotráfico, sin el conocimiento de Fidel
Castro, su ministro del Interior y el coronel encargado de romper el bloqueo
mediante el contrabando. Operaciones de narcotráfico que fueron inmediatamente
detectadas por Estados Unidos y que le regalaban a Washington el mejor
argumento para justificar una intervención contra Cuba. No es en blanco o
negro. Seguro que se trata de una trama de grises.
Soy un convencido que la
historia a veces carece de imaginación y por eso tiende a reciclar sus libretos,
de allí los paralajes que podemos establecer entre los sucesos acaecidos en
diferentes épocas.
La reciente detención en
Aruba del General Hugo Carvajal, bajo la acusación de narcotráfico, abrió las
compuertas de una grave crisis para el gobierno venezolano. Acá, al contrario
que en cuba en 1989, no tuvieron los líderes de la revolución una visión clara
de todas las implicaciones del hecho. Al salir en defensa de Carvajal, prácticamente
se han puesto la soga al cuello. ¡Que falta les hizo ahora la asesoría del Sátrapa
cubano!, ese, al menos, estaba claro que al ligarse con los narco delincuentes
firmaba su propia sentencia y no le tembló el pulso para salirse del paquete.
Estos, no diré que saltaron del sartén para caer al fuego, ni siquiera se han
percatado que están en el sartén, y la llama esta alta. Les faltó decir como
Fidel, ¿Narcotráfico yo?, ¿tu cómo que estás loco?
Arturo
Neimanis
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