Los
Herederos
Por:
Arturo Neimanis
La Historia tiende a ser
recursiva en sus argumentos. Una y otra vez gusta de reciclar hechos pasados repitiéndolos
cada cierto tiempo.
Aún recuerdo el primer artículo
que me publicaron por allá por el 2003, en el que hacía una comparación de los
paralelismos históricos existentes entre Adolfo Hitler, Fidel Castro y Hugo Chávez.
Los tres intentaron con
muy poco éxito acceder al poder por medio de un golpe de fuerza, los tres
fueron encarcelados por ese hecho, los tres fueron indultados al poco tiempo,
los tres lograron conquistar el poder amparados en movimientos populares y los
tres terminaron destruyendo sus países, con innumerables muertos en su haber.
Hoy, a raíz del desastre
en que se ha convertido nuestra patria, gracias a la burda conducción de la
misma por parte del heredero, no puedo menos que asombrarme ante la forma en que
la repetitiva dama de la historia vuelve, una vez más, a reutilizar el libreto
de sus acontecimientos. Como siempre, al borde del precipicio, las sociedades
dando un paso al frente.
Si los chilenos pensaban,
en septiembre de 1973, que habían tocado fondo con Salvador Allende, al igual
que el Che Guevara, glorificado por su fracaso, Augusto Pinochet, su heredero,
les mostró que no estaban en la sima de sus males sino al borde del barranco.
Allí estuvieron durante diez y siete años. Aún no se sabe con precisión cuantos
fueron asesinados bajo su mandato.
Los cubanos, en 1958
cambiaron al malo conocido por el bueno por conocer y más de cincuenta años
después, de seguro, añoran a Baptista visto el desempeño de Fidel, que hizo
pasar a su país de ser una sociedad pujante a convertirse en una sociedad parasitaria.
Todos los que le hicieron oposición fueron fusilados, eso sin contar los que
han muerto por las precarias condiciones de vida en la isla o tratando de huir
de ella.
No puedo dejar por fuera
al abnegado pueblo ruso, saltando de la sartén
al fuego, cuando Stalin, a la muerte de Lenin en 1924, gobernó la Unión
Soviética de forma tiránica hasta su muerte en 1953, implantando el régimen más
totalitario que haya existido jamás. Veintinueve años de sufrimiento. Millones
de muertos.
Allí está también el
pueblo Libio quienes en septiembre de 1969 vieron como era depuesto el rey
Idris I por Muamar El Gadafi, para tener que soportarlo hasta octubre del 2011,
cuarenta y dos años de martirio. Cientos de miles fallecieron por su causa.
Si los chinos, en 1949, pensaban
que Chiang Kai-shek era una maldición, durante veintisiete años, Mao Zedong les
hizo saber que aun podía haber algo peor. No hay certeza en el número pero
todos concuerdan que los muertos se cuentan por millones.
El 17 de abril de 1975
está marcado como la caída de Nom Pen bajo el avance de los Jemeres Rojos, en
el ínterin, el dictador Lon Nol huyó llorando por su país en un helicóptero rumbo
a Hawái. Lon Nol nunca más regresaría a Camboya. Su heredero, Pol Pot, pasó a
la historia como el principal responsable del denominado genocidio camboyano,
que fue la principal razón de la constitución de un tribunal internacional
desde 2006 para juzgar a los líderes supervivientes del régimen. Se mantuvo
durante veintitrés años en el poder. En ese tiempo, acabó con más del treinta
por ciento de la población de su país.
Rafael Leónidas Trujillo, gobernó
como dictador de su país desde 1930, cuando derrocó a Horacio Vásquez, hasta su muerte en 1961. Sus
31 años de gobierno son conocidos por los dominicanos y el resto del mundo como
la "Era de Trujillo", considerada como una de las tiranías más
sangrientas de América Latina. Su gobierno se caracterizó por la represión a
toda oposición y el culto a la personalidad. Las libertades civiles fueron
inexistentes y se cometieron constantes violaciones a los derechos humanos.
Sumergió el país en un estado de pánico, donde una muerte podía ser encubierta
como un "accidente" y cualquier persona sindicada como desafecta
podía ser encarcelada y torturada en una de las cárceles clandestinas
destinadas a esa práctica.
Cuando comencé a escribir
tenía en mente apenas un par de ejemplos de la monotonía de la historia durante
los últimos cien años en materia de nefastos herederos, sin embargo, al ahondar un poco en el tema,
más bien me vi obligado a dejar muchos por fuera.
El denominador común de
todos ellos fue la promesa incumplida a un pueblo de darles una vida mejor.
Ninguno lo hizo. Todos sembraron sus tierras con la sangre de personas
inocentes cuyo único crimen fue el de estar en desacuerdo con ellos.
La historia que les he
narrado, me parece harto conocida, preocupado estoy por mi país, apenas estamos
comenzando a vivir la pesadilla, si Chávez me parecía malo, este, el para mi
innombrable, me parece francamente peor.
¿Hemos, como los rusos,
saltado de la sartén para caer en el fuego?, sólo el tiempo nos lo dirá.
Arturo
Neimanis
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