Una economía plagada de controles y una marcada ausencia de productos en los anaqueles ha estimulado la creatividad de los que pretenden obtener ingresos rápidos y sobrevivir a la crisis transitando por la trocha de la criminalidad. Secuestro de vehículos, robos de baterías, robo de cupo Cadivi, estafas con la Gran Misión Vivienda y carros chinos, bachaqueo y “pirañas” que arrasan con camiones de comida son algunos de los delitos que han surgido en Venezuela cuando, según cifras extraoficiales, el índice de escasez alcanzó un máximo histórico de 35% en agosto de 2014 y la frase que más “suena” en los establecimiento comerciales del país es: “No hay”.
1. Robo de comida. Desde principios de año, cuando comenzó a agudizarse la escasez de alimentos, medios de comunicación y redes sociales están reportado casos de robos de bolsas de comida que contienen productos escasos como harina de maíz, leche y aceite, entre otros. “En la entrada del Metro de Chacaíto una señora me golpeó para robarme los dos kilos de leche que pude comprar, y se los llevó corriendo”, contó Andrea Vílchez, en un reportaje publicado en El Universal el 28 de mayo. Historias similares se multiplican, sin embargo este tipo de hechos no son denunciados a las autoridades. Una modalidad más reciente es el robo o saqueo de mercancía a los camiones que despachan comestibles y productos de aseo personal a los abastos y supermercados en el oeste y suroeste de la ciudad. Una vez que llega el camión y el conductor se dispone a descargar la mercancía es rodeado por una jauría o “pirañas” que saquean el cargamento. Esta práctica es común en las calles Colombia y Argentina de Catia, los alrededores del Centro Comercial El Valle y el Mercado de Mayorista de Coche. “Sólo el miércoles 10 de septiembre fueron reportados cuatro asaltos a mano armada a despachadores de alimentos en Catia”, reportó el periodista Javier Ignacio Mayorca en su cuenta de twitter el pasado 14 de septiembre.
2. Robo de baterías. En enero comenzaron a hacerse comunes las historias de robos de baterías a los vehículos. Los afectados denunciaban que dejaban su carro estacionado en la calle e incluso en algunos estacionamientos y al regresar el auto no encendía: la habían robado la batería. La razón es que no se consiguen estos repuestos en el mercado. Para adquirir una batería se debe entregar la dañada o llevar copia de la denuncia de que la original le fue robada. Esta se convirtió en una mercancía atractiva para los delincuentes. Estadísticas no hay, solo los lamentos y las historias de peregrinación de las víctimas. En Caracas la mayoría de los reportaban casos en La Florida, El Paraíso y San Agustín, mientras que en el interior del país los habitantes de Valencia, Maracaibo y Cumaná eran los más afectados. En una entrevista realizada el 23 de junio en Televen, el alcalde del municipio Chacao, Ramón Muchacho, señaló que en esa jurisdicción están apareciendo delitos nuevos. “Son delitos que antes no ocurrían, como es el robo de baterías de vehículos. En Chacao todas las noches tenemos tres o cuatro casos de robo de baterías. Es complicado de combatir porque nuestras calles duermen llenas de carros, no podemos tener un policía en cada esquina o en cada calle toda la noche”, explicó.
3. Secuestro de vehículos: Una modalidad delictiva que era común en el estado Zulia, comienza a crecer con identidad propia en Caracas. A la persona le roban el carro y luego le exigen el pago de un rescate para devolvérselo. La inexistente oferta de automóviles y repuestos en el mercado venezolano son el estímulo de los “secuestradores de carros”. Al mismo tiempo estas dificultades sumadas a la inflación -que minimiza las indemnizaciones de las compañías de seguros- presionan sobre la integridad de la víctima que teme quedarse sin carro y termina aceptando la transacción ilícita. Los delincuentes actúan bajo dos modalidades: además del vehículo se llevan un teléfono o buscan una forma de contactar a su víctima para negociar. La otra fórmula -muy común en el último mes- es la ubicación del carro por parte de un funcionario policial que funge de “mediador”. En este caso al denunciar o reportar el hecho ante el Cicpc, la PNB o las policías municipales, aparece un funcionario policial “amable” o conocido de algún conocido que le advierte al denunciante que hará todo lo posible por recuperar el vehículo. En un lapso breve lo llama para informarle que ya localizó su carro, pero le advierte que debe pagar para recuperarlo. La tarifa del rescate es plana y está cartelizada: 150.000 bolívares. Negociando se puede bajar a 100.000 bs, dependiendo de la capacidad de regateo de la víctima. El vehículo lo devuelven casi completo. A la esposa de Juan Pablo le robaron su Chevrolet Aveo a mediados de agosto en El Llanito. Cuando fueron a colocar la denuncia en una dependencia del Instituto Nacional de Transporte Terrestre, ahora adscrito a la PNB, un funcionario prometió ayudarlos a encontrar el auto. Lo logró en tiempo récord, apenas 10 minutos le tomó conseguir el Aveo. Juan Pablo primero se negó a pagar los 150.000 bs, pues no disponía del dinero, pero luego cedió y desembolsó 100.000 bs por un carro que había comprado hace 3 años en 300.000 bs. “Me lo devolvieron perfecto, claro le quitaron la batería y el reproductor”, explicó. El robo y hurto de vehículos ha aumentado entre 25 y 30% este año. En Caracas se reportan entre 42 y 45 casos diarios, según cifras extraoficiales del Cicpc.
4. Estafas con ofertas de vehículos, electrodomésticos y alquiler de viviendas. Los consumidores desesperados por adquirir un vehículo o conseguir una vivienda en alquiler son las principales víctimas de este delito. Gestores y supuestos propietarios hacen ofertas a través de avisos de prensa o internet que terminan siendo una estafa. Exigen que el dinero para reservar el carro o la vivienda o para comprar el electrodoméstico les sea transferido o depositado con antelación, cuando el comprador intenta obtener el bien por el que pago el estafador desaparece o simplemente no responde. Un hombre canoso y sencillo llegó a la vigilancia de un conjunto residencial en Campo Alegre preguntando por la habitación que acababa de reservar a través de una agencia que encontró en un periódico y por la que depositó en el banco 3.000 bolívares. El vigilante lo desilusionó al aclararle que en ese lugar no se alquilaban habitaciones. El hombre intentó infructuosamente contactar a la persona que le atendió en la reserva y con la que acordó verse en la planta baja del edificio. Otras víctimas han perdido su dinero al intentar comprar aires acondicionados, televisores y otros productos que ofrecen en internet.
5. Robos de electrodomésticos y electrónicos en residencias. Si no hay dólares, joyas y dinero en efectivo no importa. Los apartamenteros (como se conoce a las bandas dedicadas al robo de viviendas) ahora se conforman con cónsolas de video juegos, blu-ray, televisores de LCD, te y tabletas, entre otros electrodomésticos o electrónicos que desaparecieron del mercado o cuadruplicaron su valor desde el “dakazo” de noviembre de 2013. La situación del país convirtió a estos objetos de “primera necesidad” en un atractivo para los delincuentes, que no solo ingresan a las viviendas para robarlos sino que además los aceptan como forma de pago en los secuestros.
6. Robo de cupo Cadivi. El despegue del precio del dólar paralelo y las dificultades para adquirir divisas abrieron otra brecha para los delincuentes, que ahora “cazan” a los usuarios que acuden a las entidades bancarias a retirar su cupo Cadivi en efectivo. Se trata de 500 dólares, en la mayoría de los casos, que se multiplican por 100. Hay víctimas que han sido seguidas desde la agencia hasta sus casas o trabajos, incluso en el Metro. Otras han sido asaltadas a la salida del banco. Las hipótesis van desde la complicidad con empleados de la agencia, hasta la posibilidad de que algún miembro de la banda observe los movimientos de los clientes que acuden a hacer el trámite, que tiene un procedimiento particular y que en algunas entidades se realiza por una caja especial. A principios de septiembre una mujer fue seguida por un grupo de motorizados desde una agencia bancaria hasta la salida de la autopista en Valle Abajo, allí fue despojada de los 500 dólares de viajero que acababa de retirar. La semana pasada un usuario reportó que le clonaron su tarjeta de crédito de banco Mercantil y le consumieron su cupo electrónico de 300 dólares.
7. Fraude electrónico a clientes de entidades bancarias. Se trata de una operación sencilla mediante la cual un hacker entra en su cuenta y le saca el dinero a través de transferencias fraudulentas. Esta modalidad se ha agudizado en el último año y las víctimas habituales son clientes de Banco de Venezuela. El 19 de septiembre un cuentahabiente reportó la desaparición de 832.000 bolívares de su cuenta. Luego de investigar los casos de más de 10 empleados víctimas de este tipo de fraude, una importante empresa de consumo masivo detectó que mientras los hackers realizaban la operación bancaria, los teléfonos Movistar de los agraviados eran bloqueados hasta por 3 horas por otros integrantes de la banda. De esta forma evitaban la confirmación de la transferencia.
8. Estafa con Misión Vivienda y más. Gestores engañan a sus víctimas con la promesa de que les conseguirán un apartamento de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Se trata en la mayoría de los casos de personas que alardean de supuestos nexos en el gobierno y se aprovechan de la desesperación de quienes buscan un techo. Esta semana fue estafado un hombre que depositó 44.700 bs al abogado de un supuesto gestor de la Misión Vivienda para optar por un apartamento en Montalbán. También fue estafada una abogada que pago 440.000 bolívares a gestores que le prometieron un apartamento de la Gran Misión Vivienda y una camioneta China. El miércoles 17 de septiembre un grupo de mujeres se presentó en un edificio en La Florida exigiendo al vigilante que las dejará pasara para ver sus apartamentos. El hombre les impidió el acceso con el argumento de no las conocía y la aclaratoria de que todos los apartamentos de esa residencia ya tenían propietarios. Fue entonces cuando las 3 mujeres se percataron de que habían sido víctimas de un presunto funcionario de la Asamblea Nacional que les quitó una alta suma de dinero a cambió de apartamentos en el edificio que según él había sido expropiado. Según cálculos de la Cámara Venezolana de la Construcción el déficit habitacional de Venezuela está entre 2 y 3 millones de viviendas.
9. Estafa con carros Chinos. El primer semestre del año la producción de vehículos en Venezuela tuvo una caída de 83,3% según reportó la Cámara Automotriz Venezolana. Durante los primeros seis meses del año, la producción acumulada fue de solo 6.161 vehículos, mientras que en el mismo período de 2013 se ensamblaron 36.919 automóviles. La oferta de carros en el mercado venezolano es prácticamente inexistente y quienes desean adquirir un automóvil buscan intermediarios o contactos en el programa gubernamental Venezuela Productiva. Un reportaje publicado en el diario El Nacional el 19 de septiembre relata una serie de casos de víctimas que han sido engañadas por gestores que les exigen dinero a cambio de darles prioridad en la adjudicación de un auto Chery. Una mujer denunció que en noviembre pagó 35.000 bolívares a supuestos estafadores que tienen una oficina en Plaza Venezuela. Diez meses después no había recibido el vehículo. En el mismo reportaje se denuncia que el Cicpc investiga a un hombre conocido con el apodo de “Willy”, cuya oficina está en un centro de apuestas de Las Mercedes. “El presunto estafador convence a sus víctimas de que pueden asegurar la adquisición de un vehículo importado a través de Venezuela Productiva. La gestión costaría 5.000 bolívares”, dice la nota.
10. Contrabando y bachaqueo. La dificultad para conseguir productos de la cesta básica y el diferencial cambiario que representa la reventa y el contrabando de estos productos ha sacado a muchos venezolanos del camino de la formalidad laboral empujándolos por este sendero de ilegalidad. La práctica es común en los estados fronterizos como Táchira y Zulia, pero se ha ido extendiendo a otras entidades, incluso Caracas. Existen varias modalidades: En primer lugar están los que compran la mercancía a precios regulados y la revenden en la calle (como parte de la economía informal) a un precio tres o cuatro veces más alto que su valor original, incurriendo en especulación. Luego están los que se involucran en las redes del contrabando, algunos son contratados por quienes lideran estás mafias y reciben pago por hacer colas en los supermercados cada vez que llegan los productos que están escasos. Otros se dedican a comprar los productos que están regulados por el gobierno para sacarlos del territorio venezolano y comercializarlos del otro lado de la frontera aprovechando las ventajas de diferencial de precios. La directora general contra la Delincuencia Organizada del Ministerio Público, Yurima Gil Trias, informó que desde el 12 de agosto hasta el 24 de septiembre, habían sido detenidas 794 personas por su presunta vinculación con el contrabando de extracción de productos de primera necesidad, combustible y material estratégico”, publicó el diario Noti Tarde el 25 de septiembre. El cierre de la frontera y la colocación de captahuellas en los supermercados de los estados fronterizos son algunas de las medidas tomadas por el gobierno para frenar este delito.
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