El
Mundo al Revés
Por:
Arturo Neimanis
Aquella que sin ningún pundonor
aceptó la cuantiosa herencia que no podría justificar como su padre la obtuvo y
con aun más desparpajo recibió las llaves de una ciudad, imagino que para no
verse en la necesidad de violentar la puerta a la hora de robarla, dicen que ahora
quiere ser presidente, con chance de ganar, no lo dudo, en este nuevo mundo podría
pasar.
Desde los tiempos de
puente Llaguno, cuando los criminales fueron condecorados y los héroes encarcelados,
venimos viviendo en otra dimensión, un mundo al revés donde lo negro es blanco
y el blanco se viste de luto.
Me imagino que con el
tiempo, para encontrar trabajo se exigirá no haber culminado la escuela
primaria y que aquel que ostente un título universitario sólo podrá aspirar a
trabajar en el aseo urbano. Tal vez si tiene suerte pueda laborar como taxista
mientras el chofer hace de presidente.
Aquellos a los que se les
compruebe dominio de la lengua y la gramática no podrán ser empleados como
educadores mientras que cualquier ignaro, aspirará a la cartera del ministerio
en cuestión.
Los bandidos, asesinos y asaltantes
de caminos pululan por las calles, mientras sus víctimas languidecen en las cárceles,
donde han sido enviados por jueces con prontuario en vez de currículo.
Para obtener el beneficio
de la libertad, basta con la promesa de delinquir. La mejor forma de proteger a
los inocentes es sacarlos de las calles, están más seguros en las sombras de un
calabozo.
En materia de leyes,
mientras más malo, pues simplemente es mejor, no importa lo estudiado, sólo
hace falta un buen pasado criminal.
Los gerentes hacen los
recados mientras que los recaderos gerencian a la nación, si eres economista no
eres apto para manejar los dineros del país.
Y ya que hablamos de
dinero, ser honrado es ahora un delito, si aspiras a un cargo, mientras más
ladrón seas más oportunidad tendrás de lograrlo. Eso sí, nada de egoísmo, todos
tienen derecho a robar.
Ni hablar de
imparcialidad, si quieres regir el ente comicial, lo primero es proclamarte adepto
al gobierno, la neutralidad se paga, incluso con prisión.
La patria soberana, es ahora,
aquella que vive más allá de nuestras fronteras, en una isla que agonizaba,
pero que al son de hoy, decide nuestras vidas.
En el país de las fantasías,
en el que viven los usurpadores de la cuna de Bolívar, los héroes han sido
convertidos en villanos y estos a su vez, en personajes de leyenda. Mientras que
alaban a su Hitler no dudaran en condenar a Gandhi.
Yo digo que todo esto es
producto de la revolución, pero de seguro no ha de faltar algún revolucionario filósofo
que me contradiga, diciendo que simplemente no es el mundo que está al revés,
somos nosotros que vivimos de retroceso.
Arturo
Neimanis
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